martes, 14 de abril de 2020

Conversaciones en la azotea



Día ya ni me acuerdo

Desde que no podemos salir de casa la vida ha pasado de pulsarse en el bar a hacerlo en las azoteas. Primero fue tímidamente, solamente subían los vecinos de los pisos más altos, y poco a poco se fueron viendo cada vez más, tanto en el edificio como en los de toda la calle.

Azoteas: maravillosos espacios comunes al aire libre y normalmente vistas despejadas, muy poco usados. Se cuenta que hace muchos años era muy habitual utilizarlas e incluso celebrar verbenas. No conocí ese tiempo, debió de caer en desuso como el vermut, y hasta hace pocos días solamente se tendía la ropa. Ahora se hace un poco lo que se puede: caminar, correr, bailar, tomar el sol, saludar a otros azoteístas y hablar...¡sin acercarse!

Y decía que han tomado el relevo de los bares en echar ese pulso a la actualidad, donde entre cerveza y carajillo se comenta la política, los sucesos y las anécdotas personales. Hay que reconocer que es un ambiente más sano: corre el aire y no hay servilletas por el suelo. Claro, que tampoco hay café ni espuma fresquita. 

En fin, a lo que iba: los dos vecinos que encontré hoy me contaron detalles sobre su infancia y sus familias de origen, y cómo estaba el barrio cuando llegaron. Sobre la situación actual, ambos coincidían en la hipótesis conspirativa de que este virus ha sido provocado. Estaban convencidísimos de ello, no lo han leído en Twitter ni en Internet, y sin embargo tienen esa certeza de quien está bien anclado en la tierra. 


A mí me cuesta creerlo, y sin embargo la sabiduría popular suele acertar...Por ahora, me quedo con estos momentos de regalo que he disfrutado hoy.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Habías utilizado tu balcón tanto como ahora?  

Ah, acabo de oír en la TV de fondo que estamos en la trigésimo primera jornada de emergencia nacional. Pues eso. Nos acaban de dar el parte.










 

No hay comentarios:

Publicar un comentario