miércoles, 31 de enero de 2018

Echando la partida

Echando la partida
Reconozco que me gustan mucho las columnas semanales que escribe Màxim Huerta @maximhuerta en varios diarios. Hace un par o tres de semanas iba sobre la expresión "Hacer tiempo", que hacía mucho que no escuchaba. Y no me sorprende. ¿Por qué?
Tal y como han cogido el ritmo las cosas, ya no queda tiempo de "hacer tiempo". Todas las actividades del día están tan milisegundésicamente agendadas que no queda ni un suspiro entre ellas. Más bien tienden a solaparse a nada que una se retrase, sea un minuto el metro o media hora la visita al dermatólogo.
Muy pocos días después de leer la columna, y aún con su eco, me topé con el grupo de la foto jugando al dominó a ras de arena y me vino a la mente otra expresión que también tenía medio olvidada: "Echar la partida".

Tuve que echar la memoria muy atrás para recordar la época en que la escuchaba, principalmente los domingos de hace muchos veranos a la hora de la sobremesa y a la sombra de los pinares. Se echaba la partida a las cartas, al dominó o tal vez al parchís. 

Volví a escuchar el sonido de las fichas al removerlas sobre la mesa plegable como un ritual de inicio de cada partida, a ver la gorra de mi abuelo, el paquete de tabaco negro de mi primo y la sonrisa de mi padre que con voz burlona decía "¡una me queda!" mientras esperaba que le llegara el turno para poner esa última ficha con el sonido firme de "He ganado".

De vuelta al 2018, cambio de paisaje: estábamos a miércoles de invierno a la hora del vermut y al sol calentando la playa. Y yo no conocía a ninguno de ellos, que tan ricamente estaban echando la partida al dominó y tan concentrados en su juego que el día, la hora, el clima y el paisaje -envidiable- casi eran lo de menos. 


Yo me digo que es un lujo estar así en primera línea de mar y que hayamos tenido un enero primaveral en Barcelona.

¿Y tú qué opinas?