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martes, 23 de junio de 2015

Muñeco de trapo

No recuerdo de dónde salía, pero la hoguera de mi calle siempre tenía un muñeco arriba de todo.

Quizás no fuera cada año la hoguera más grande, la madera escaseaba y las calles de alrededor siempre pispaban algunos tablones, pero sin duda teníamos el mejor muñeco.

Sospecho que lo hacía la madre de mis vecinos del 1° como regalo a los esfuerzos de sus peques, dos hermanos que solían capitanear la búsqueda y escondite durante días de cajas, tablas o leños, y que al atardecer del 23 los ya mayores ayudaban a colocar en forma de tipi indio antes de encenderlos. Allí estábamos todos los niños de la calle -y muchos padres cómplices-, embelesados viendo crepitar y arder la fogata.
Había llegado el verano, dejado atrás el cole y el aire olía ya a playa y a sandía.

lunes, 25 de junio de 2012

Ventanas entornadas

Ventanas_entornadas
... pasea silenciosa por calles desconocidas cuando algo llama su atención y alza la vista. Por un balcón abierto se escapa música de otras latitudes. Lejana, deja intuir otras vidas de ritmo más pausado. El interior respira calma, solo unos pies desnudos repiquetean sobre el suelo al salir de un cuarto en el que, entre un remolino de sábanas blancas, descansa alargado un hombre de piel oscura y rizos interminables. Tiene los ojos cerrados y su boca dibuja una sonrisa relajada. El sueño le ha transportado a playas de la infancia, arena cálida y olas transparentes que le regalan conchas.

En la calle se oye un petardo, luego otro. Solo el tercero le despierta. La música ha cesado y se oye correr el agua sobre un cuerpo. La brisa ha entornado las ventanas y de la calle ascienden retazos de conversaciones ajenas...mi hija prefiere la coca de llardons...¿tú dónde pasas la verbena?...¿ya no se hacen hogueras?

El negro sonríe y murmura, todavía somnoliento: 'ha llegado el verano'.