No recuerdo de dónde salía, pero la hoguera de mi calle siempre tenía un muñeco arriba de todo.
Quizás no fuera cada año la hoguera más grande, la madera escaseaba y las calles de alrededor siempre pispaban algunos tablones, pero sin duda teníamos el mejor muñeco.
Quizás no fuera cada año la hoguera más grande, la madera escaseaba y las calles de alrededor siempre pispaban algunos tablones, pero sin duda teníamos el mejor muñeco.
Sospecho que lo hacía la madre de mis vecinos del 1° como regalo a los esfuerzos de sus peques, dos hermanos que solían capitanear la búsqueda y escondite durante días de cajas, tablas o leños, y que al atardecer del 23 los ya mayores ayudaban a colocar en forma de tipi indio antes de encenderlos. Allí estábamos todos los niños de la calle -y muchos padres cómplices-, embelesados viendo crepitar y arder la fogata.
Había llegado el verano, dejado atrás el cole y el aire olía ya a playa y a sandía.
Lo recuerdo...lo viví,pero yo no sé quién hacia el muñeco de mi calle y que conste que siempre sospeche que P.Torres robaba a V.Ribes y no al revés ��
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