Ahora que el hip(s)terismo recuperó las sillas de merendero
y no dejó una terraza de bar sin lucecitas de verbena,
toca volver a los bares de la esquina,
entre carajillo y cervecita,
a tomarle el pulso a la actualidad
y casi tirar al suelo palillos y servilletas
para vivir la realidad descamuflada.
y no dejó una terraza de bar sin lucecitas de verbena,
toca volver a los bares de la esquina,
entre carajillo y cervecita,
a tomarle el pulso a la actualidad
y casi tirar al suelo palillos y servilletas
para vivir la realidad descamuflada.
Habrá que darse prisa, de esos ya quedan pocos.
Publicado inicialmente en Salto al reverso
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