miércoles, 27 de julio de 2016

Heights



Every time when I look in the mirror

La brisa de la tarde me refrescaba la cara y me atusaba el pelo
tras el último viaje en tiovivo.

I know nobody knows, where it comes and where it goes

Desde el balcón del 4º se me perdía la vista, 
 solo tenía ganas de salir volando por encima de la arboleda.

You got to lose to know how to win
Sing for the laughter, sing for the tears
Dream on, dream on, dream on

Extender los brazos y volar, casi ya no estaba allí,
salir a seguir el sueño en otro lugar.





viernes, 17 de junio de 2016

Flores en la estación


Tenía que esperar por un tiempo impreciso que ojalá no superara los 15 minutos, que en una estación final de trayecto de cercanías situada a las afueras de la población más cercana pueden convertirse en una eternidad de aburrimiento.

A golpe de vista solo había un bar languideciente, un par de guiris extraviados esperando un bus que les llevara a otro lugar (al que finalmente llegarían en coche gracias a un amable ofrecimiento), un banco para sentar la espera y un aparcamiento no asfaltado al lado de lo que en otra época debía de haber sido utilizado como circuito infantil de karts o algo parecido.

Antes de convertirme en estatua de sal sentadita en el banco me di una vuelta por el aparcamiento y vi un espacio donde crecían estas flores violetas. Sin nada mejor que hacer, pensé que era un buen momento para probar el modo macro de la cámara del teléfono. 

Bonitas flores para un lugar donde no pasa nada (o eso parece). Os dejo el resultado.

sábado, 14 de mayo de 2016

Hola, me llamo Blog y hoy cumplo 7 años

Nací en domingo, a una hora indeterminada de la tarde en la que aún se colaba el sol por la ventana desde la que mamá observaba el mundo. Su miraba pivotaba entre la pantalla del ordenador sobre sus rodillas y las flores del balcón.

-  Voy a hacer un blog, casi le gritó un pensamiento.

Y me hizo. 

De pequeño era verde y naranja, y hablaba sobre todo de idiomas. A mamá le gustan las letras, jugar con las palabras, conocer lenguajes. 

Según crecía empece a mostrar fotos y a hablar de viajes, o más bien, de anécdotas de viajes. Después mamá me dijo que ya me había hecho mayor y empezó a contarme muchas cosas muy variadas: opiniones sobre películas, libros, exposiciones, curiosidades, historias inventadas...casi le llegué a pedir que se guardara cosas para ella que me estaba empezando a agobiar.


Ahora que ya soy mayor me he quedado un poco pálido aunque guardo algo del verde de mis primeros días (tengo unas ganas de que se pase la moda minimalista...). Ya no me peleo con mamá por lo que tengo que contar o no, que haga lo que quiera. Me ha hecho mostrar dibujos extraños y palabras inconexas, y hasta cosas sobre danza contemporánea, uff...yo no sé dónde se mete en su tiempo libre pero a veces me viene con unas ideas... Aún le sigo preguntando por qué me creó.

- Por curiosidad.

Siempre me contesta lo mismo al tiempo que se encoge de hombros y pone cara de no saber nada. Y también le veo un brillo especial en los ojos, yo creo que va a ser, sobre todo, por eso. 

lunes, 9 de mayo de 2016

Léeme



Una palabra, cinco letras, un acento, un imperativo. Fue lo que me llamó la atención, esas mayúsculas azules sobre un post-it amarillo pegado a un objeto rectangular que, visto así de lejos, debía de ser una lectura.

Estaba apoyado en el respaldo de un banco de madera, solitario a la sombra en esa mañana de sol y murmullo alegre de domingo.

Me acerqué curiosa por ver si sería un manual que me ofrecía un viaje directo a la felicidad a través de alguna religión oficial u oficiosa. Pero para mi sorpresa se trataba de una novela que parecía recién salida de la librería. 'DOBLE VIDA', vaya, qué título misterioso, como su manera de llegar hasta mí, pensé.

Extrañada, miré a mi alrededor suponiendo que alguien se lo había olvidado y que aparecería a recuperarlo con el paso apresurado y la mirada preocupada. Pero no, no llegó nadie ni vi ninguna cámara oculta.

Así que abrí el libro, así para saber más. Y en la primera página, un mensaje del autor tamponado en letras de nuevo azules, daba la bienvenida:

"Si te has encontrado este libro y te gusta la lectura, estás de enhorabuena. Te invito a que lo leas: si te gusta, escríbeme un mensaje y, si no te gusta, déjalo en un lugar público, como donde lo encontraste, para que otra persona pueda disfrutarlo".

Acababa el autor su mensaje con un sincero 'ayúdame a hacerme un hueco en este complicado mundo de la literatura', sus datos de contacto en redes sociales y me felicitaba Sant Jordi con un 'Feliz día del libro anticipado'.

Uaaauuu, ¡qué maravilla! No me lo podía creer, estaba viviendo un momento mágico de esos que no suceden a menudo. Sin saberlo, José Luis Molinero se había ganado mi simpatía y admiración por su manera de darse a conocer.

Salí de la sombra ya con el libro bajo el brazo y, liviana, seguí caminando al sol bordeando el estanque del Retiro. Ya no estaba sola, tenía una historia que se venía conmigo en AVE a Barcelona.