De 18 a 20h: Los soñadores despiertos
Les gusta la tranquilidad de la playa en las últimas horas de sol. Les gusta el sonido de las olas cuando rompen en la orilla y el de la arena que arrastran, las huellas que ha dejado lo que sería un pelícano en miniatura, el olor a salitre, recoger conchas de recuerdo y fijarse hasta dónde subió el agua durante la marea alta. ¡Ah! Y las tonalidades del cielo en las puestas de sol. Sacan siempre un libro a pasear.
Los primeros pescadores llegan cuando ya la luz es tenue y no quedan bañistas. Tranquilamente van preparando los anzuelos, los hilos, el cebo y las cañas. Y las lanzan al mar. Se sientan a esperar, siempre de cara al horizonte. A veces toman una cerveza, comen algo. A ratos, hablan con otros pescadores.
A sus espaldas surgen personas que solo tienen ojos para la arena. Los cazatesoros son los primeros en removerla pero su objetivo de limpieza no es el habitual. Con grandes auriculares y armados con un extraño aparato parecido a un palo selfie (más largo y acabado con una rueda de volante metálica), el chisme detecta los objetos metálicos que hubieran quedado perdidos o sepultados, en definitiva olvidados. Metódicamente, peinan cada centímetro de arena mientras el detector ausculta el suelo sin tocarlo, versión actual del jefe de una tribu india en una peli de Hollywood (sin su magia). Se quedan hasta que se cansan, se acaban la playa o recogen objetos suficientes -nunca lo he llegado a averiguar-.
Desde el paseo, que a esta hora es el centro de actividad social, muchos les observan y se preguntan lo mismo que yo.
Si quieres saber qué otros habitantes tiene la playa, lee las entradas anteriores de Ecosistema playero: (I) - Por la mañana y (II) - A mediodía
Definitivamente...creo que encajo en soñadores despiertos
ResponderEliminarLa verdad es que si es más de mi gusto esta franja horaria, aunque no me veo pescando.
ResponderEliminarSoy más de extremos, me gusta inaugurar el día con un buen amanecer y despedirlo con un buen atardecer dando la espalda al mar y girarme tiempo después para saludar a la luna, y ya es lo más de lo más coincidir con una gran luna llena, reflejando en el agua calmada del mediterraneo un camino, que a mi en concreto me trasladaría al país de nunca jamas. Pero caminando, que me gusta tocar en este caso con los pies en el agua, jejejeje