Hace unos años trabajaba en el mundo del turismo y cada día conversaba con los visitantes de la ciudad. Uno de los comentarios que me hicieron varias veces y que en aquella época me sorprendió fue este:
- La arquitectura de Barcelona me recuerda a la de París.
Por aquel entonces yo arqueaba las cejas, había estado en París y no le veía el parecido, ni en la arquitectura ni en nada. Seguramente mi imaginario comparaba el Barrio Gótico o el Modernismo con la zona de Notre-Dame y, claro, no encajaba. Con el tiempo entendí a qué se habían referido. Era Barcelona vista con otros ojos.
Ayer mientras caminaba por la Diagonal recordé de repente aquellos comentarios y su razonamiento. Los edificios recuerdan claramente al estilo Haussmann tan característico de París, con ese último piso de pizarra normalmente abuhardillado. Aquí no me consta que existan esas minúsculas estancias, en cambio se le dio un toque de color a las fachadas. Sin embargo, lo que marca la gran diferencia son las palmeras de la calle, que no resistirían la temperatura parisina.
Que todo esto me pasara por la cabeza tras muchos años enterrado... ¿tendrá algo que ver con que iba de camino a ver una peli del I Festival de Cine Francófono Ohlalà! al Institut Français?
Vete tú a saber.
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