Voy hacia el cajero automático situado hacia la mitad de la estación y está ocupado. Mientras espero, observo a las dos chicas y un chico que están sacando dinero mientras charlan. Se les ve alegres, jóvenes de unos 25, desenfadados y, por su conversación y las mochilas que llevan, interpreto que son 3 amigos que se van de fin de semana. Pasados unos minutos, acaban su transacción y se alejan riendo y bromeando cómplices.
Me acerco al cajero y, al querer introducir mi tarjeta, veo dos billetes de 50 euros olvidados en el dispensador de efectivo. Espontáneamente los cojo, me giro y sigo apresuradamente a los 3 amigos que ya se dirigen a coger el tren.
- Chicos, os habéis dejado los 100 euros en el cajero.
Mi voz les saca de su conversación, se voltean hacia mí y con cara de sorpresa, incredulidad y alivio mezclados me agradecen que les haya devuelto su presupuesto para el fin de semana (o parte de él).
7 de diciembre, a las 18h., en mi casa
Suena por segunda vez mi recién estrenado móvil, no reconozco aún la melodía asignada a las llamadas ni tampoco el número que aparece en la pantalla. Una voz agradable de mujer y tono formal pregunta por mí, y respondo imaginando que me quiere vender algún producto…
- Sí, soy yo
- Mi nombre es Cristina, te llamo de la oficina bancaria de Esplugues de Llobregat. ¿Has estado aquí esta mañana?
- Ssssííí…
- Mira, es que ha entrado una chica en la oficina diciendo que la persona que estaba delante suyo en el cajero se había olvidado los 50 euros en el dispensador de efectivo. Hemos comprobado la transacción y corresponde a tu cuenta.
- Ostras, ¡pues sí, era yo, muchas gracias!
- La verdad es que la chica ha sido muy amable al devolver el dinero.
- Mi nombre es Cristina, te llamo de la oficina bancaria de Esplugues de Llobregat. ¿Has estado aquí esta mañana?
- Ssssííí…
- Mira, es que ha entrado una chica en la oficina diciendo que la persona que estaba delante suyo en el cajero se había olvidado los 50 euros en el dispensador de efectivo. Hemos comprobado la transacción y corresponde a tu cuenta.
- Ostras, ¡pues sí, era yo, muchas gracias!
- La verdad es que la chica ha sido muy amable al devolver el dinero.
Esta vez soy yo la que pongo cara de sorpresa, incredulidad y alivio mezclados mientras agradezco nuevamente a Cristina, a la persona anónima y al universo la casualidad que me ha llevado a escribir este post y retomar el blog que hacía un tiempo tenía poco alimentado.
De alguna manera me he acordado del post que escribí hace un tiempo sobre El efecto mariposa y que os animo a releer.
Y vosotros, ¿creéis en las casualidades y en los aleteos?
Y vosotros, ¿creéis en las casualidades y en los aleteos?
Nota mental: estar en el momento presente
Me encanta!
ResponderEliminarLas casualidades no existen!
Sincronicidad con el universo!
ResponderEliminarBuen karma instantáneo.
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